Estoy segura de que cuando piensas en mindfulness, inmediatamente te viene a la cabeza un grupo de personas en la posición del loto o, por el contrario, en solitario, pero siempre sentados en posición formal, con las piernas cruzadas y las manos sobre el regazo. Pero, ¿sabías que el mindfulness puede practicarse de muchas maneras diferentes?
Como te contaba en el artículo anterior, podemos meditar de muchas formas. Además de hacerlo en esta postura tan formal, también podemos hacerlo tumbados, sentados en una silla, de pie e incluso incorporar movimiento y ser plenamente conscientes de él.
Cuando practicamos Mindfulness prestamos atención plena al momento presente, con una actitud de curiosidad y sin juzgar. Esto nos ayuda a conectar con nuestras experiencias actuales, en lugar de quedarnos atrapados en pensamientos sobre el pasado o el futuro.
Además de la meditación propiamente dicha, la atención plena y el mindfulness también se aplican a procesos terapéuticos individuales con una visión mucho más cognitivo-conductual, o incluso aplicada a otras corrientes que se fijan más en cómo nuestro cuerpo muestra aquello que nos cuesta reconocer con el pensamiento.
Las terapias que incorporan mindfulness en el proceso terapéutico son realmente efectivas porque se centran en el momento presente y en abrazar la realidad sin dejarnos atrapar por todo lo que nuestros pensamientos intrusivos nos generan.
La tendencia natural es siempre querer escapar de aquellas emociones negativas que sentimos. Esto, si eres lector de este blog, sabes que no es nada nuevo; si acabas de llegar, es importante tener en cuenta que la evitación emocional es realmente el verdadero problema. Es lo que nos hace reaccionar. Cuando empiezo a sentir emociones incómodas a causa de situaciones embarazosas, esas emociones incómodas que no quiero sentir me hacen reaccionar; actúo en relación a lo que siento, no a lo que sucede.
Aquí es donde el mindfulness es un gran aliado: nos abrimos a sentir todo lo que sucede en el momento presente, a identificar las sensaciones o incluso los pensamientos que surgen en relación a todo lo que está ocurriendo. Porque cuando meditas, cuando practicas, vas entendiendo que todo cambia y todo pasa, tus emociones también.
Así que meditar no solo es sentarse y hacer práctica formal, hay muchas maneras de practicar la meditación y de aprender a estar más presente. Una terapia basada en mindfulness es muy efectiva y es una buena manera de empezar a salir de la mente para empezar a tener una vida mucho más plena y más auténtica.
Si sientes que meditar te podría ayudar pero es demasiado exigente, hacer una terapia basada en mindfulness puede ser una opción estupenda para mejorar tu relación contigo mismo y con tu mundo.
Espero que estés disfrutando mucho del verano. ¡Hasta la próxima! Y no dudes en compartir tus inquietudes en los comentarios.