Empezaré por preguntarte ¿Qué son para ti unos límites saludables?
Siempre que hago esta pregunta en consulta mis clientes se ponen un poco serios, porqué para la mayoría de ellos poner límites es algo desagradable que puede herir a los demás. Normalmente ponemos límites cuando ya estamos muy enfadados. Esta forma de poner límites no es muy saludable ya que normalmente puede terminar con una pelea o enfrentamiento.
Para poner límites saludables, debemos aprender a comunicar lo que necesitamos con respeto y haciéndonos responsables de nuestras verdaderas necesidades.
Los límites saludables son válidos para todas las etapas de nuestra vida. Es aplicable a la relación con nuestros padres, nuestros hijos, nuestra parejas, amigos etc. Aprender sobre nuestras necesidades y deseos es positivo para poder comunicarlos mejor.
Para este trabajo tan importante influyen en primer lugar nuestra emociones y ser conscientes de cómo nos sentimos en cada momento, nos da las claves para saber que cosas nos sientan bien de verdad. Las emociones podemos sentirlas en nuestra mente y en nuestro cuerpo y en ocasiones nuestra mente nos da una información y nuestro cuerpo otra.
Déjame que te ponga un ejemplo:
Alguien querido te pide un favor y tu boca está apretada y tu cuerpo tenso, pero pese a sentir esa sensación que evidentemente muestra algo de tu lenguaje corporal, le dices que sí y te agobias por qué no era lo que querías hacer. Otro día le pides un favor a este amigo y te dice que no le apetece. En este momento te encuentras fatal porque crees que debería devolverte el favor. Cuando esta situación se repite una y otra vez llega un momento que la relación se resiente y tu bienestar también. Crees que tu amigo se porta mal contigo y qué no deberías verle más. Pero por desgracia esta situación se repite no sólo con tu amigo sino con otra personas de tu entorno, padres. amigos, compañeros de trabajo…
¿Qué crees que ocurre?¿Todo el mundo es un egoísta?
No lo que ocurre es que no sabes expresar lo que sientes o quieres, sin sentirte culpable o violentado y entonces para evitar él conflicto te adaptas a los demás. De esta manera te libras de experimentar esas situaciones incómodas. El problema es que cada vez que esto ocurre se va acumulando esa sensación de no ser valorado que puede acabar con una sensación de inseguridad o de tristeza.
Este comportamiento normalmente aprendido se puede cambiar. Nuestros padres o las personas que nos cuidaron de pequeños, no supieron enseñarnos unos límites saludables porqué seguramente ellos tampoco los han aprendido. Una vez que nos damos cuenta de cómo funcionamos y de lo que necesitamos para estar bien. Empezamos a comunicárselo a los demás con cariño y nos olvidamos del chantaje emocional y de otras estrategias para salirnos con la nuestra.
Entonces ¿Por qué crees que no hacemos caso a nuestra señales corporales y emociones? Porque en general estamos demasiado influenciadas por nuestro ambiente. Por lo que según nuestro entorno más cercano y la cultura a la que pertenecemos cree que es lo correcto. Para sentirme aceptado y querido termino haciendo lo que las personas de mi entorno esperan de mí. Aunque a veces sean cosas que me hacen sentir mal o que vayan en contra de mis valores.
¿Cómo te perjudica no poner Límites Saludables?
Bueno es evidente, si no aprendes a expresar tus necesidades de forma mas asertiva y siendo coherente con lo que sientes y con lo que piensas. Tu estado emocional y tu bienestar siempre estarán condicionados por los demás y eso a menudo genera emociones de inseguridad, qué no te permiten mostrarte tal y cómo eres, ni disfrutar de tus relaciones plenamente.
En los últimos años he aprendido mucho sobre este tema y he atendido a muchos clientes con diferentes problemas emocionales a causa de no saber poner límites saludables, entre otras cosas
No se si te lo habrás imaginado pero en este caso, detrás de todo lo que te he explicado, no sólo esta mi experiencia profesional cómo terapeuta sino también mi experiencia personal.
Ya que como muchas personas he sido educada bajo un ambiente un poco desorganizado en esto de los límites.
He tenido que aprender con profundidad este tema para poder enfrentar mis propios problemas emocionales:
- -«Ven dame un beso, dame un beso o me enfado»
- – «¡Comete la sopa, no llevo toda la mañana cocinando para que no la pruebes!
Y así infinidad de frases que estoy segura que has escuchado en tu día a día, mil veces. Estás frases expresan de forma sutil que si no haces lo que los demás quieren no te mereces el amor. Así que cada uno a nuestra manera buscamos recursos de supervivencia, para que nos cuiden y nos ayuden a crecer sanos y salvos. Aprendemos a complacer a nuestros padres o cuidadores en la infancia y a lo largo de la vida hacemos lo mismo con jefes, amigos etc. Con miedo de tomar nuestras propias decisiones y quedarnos sin trabajo, sin amigos o qué nuestro padres dejen de querernos.
Finalmente llegamos a la edad adulta, sin darnos cuenta que ya no necesitamos qué los demás nos ayuden a crecer. Ya hemos crecido, tienes tu casa, tu trabajo, a veces hijos, ya es hora de que tomes tus propias decisiones sin tener miedo a las consecuencias. Por qué pase lo que pase ya estás preparado no sólo para enfrentarlo sino también para resolverlo.