La ansiedad es una emoción con la que me enfrento todos los días en consulta. Si sigues este blog habitualmente, sabrás que siempre te cuento que las emociones no son ni buenas ni malas, y que todas desempeñan una función.
Te hablaré de su motivación positiva y su «para qué».
La ansiedad, aunque te cueste creerlo debido a su capacidad para ser muy intensa y despiadada en ocasiones, también cumple con estas características. Tiene una función y cuando estamos en condiciones de integrar todo esto, podemos ganarle la batalla fácilmente.
La mente y los pensamientos juegan un papel importante en cómo vivimos nuestras emociones. En el caso de la ansiedad, los pensamientos desempeñan un papel crucial. Por esta razón, el mindfulness es una disciplina que nos ayuda no solo a entender cómo funciona nuestra mente en relación a lo que desencadena una crisis de ansiedad. Sino que nos ayuda también a cómo nos relacionamos con esa emoción y cómo empeoran nuestros síntomas debido a la aversión que sentimos.
¿Cuál es la principal función de la ansiedad?
La ansiedad siempre nos impulsa a hacer algo, a correr por el autobús, nos impulsa a comer si tenemos hambre o a salir corriendo si vemos un peligro. Es una emoción de protección, su principal función es asegurarse de que sobrevivamos, de que no nos muramos. Por eso, cuando sufrimos cuadros de ansiedad graves, tenemos miedo a morir.
El problema principal de la ansiedad es que no siempre nos avisa de un peligro real; en ocasiones, son solo ideas, pensamientos o incluso sensaciones que recibe el cuerpo, que no somos capaces de procesar, como la falta de aire en un lugar cerrado, la aglomeración de una multitud, el vértigo por miedo a las alturas, etc. cosas que no van a matarnos, y si aprendemos que esa ansiedad nos pide que seamos conscientes de que esa situación nos asusta, podemos decidir de forma consciente si enfrentarnos a ello o retirarnos hasta que se nos pase.
Por otro lado, cuando son los pensamientos intrusivos los que me asustan, aquellos que me dicen que voy a hacer algo malo o que me voy a quedar sin dinero, tirada en la calle, o que ocurrirá mañana en la reunión y esto me produce ansiedad. También está claro que no es verdad. Es aquí donde el mindfulness vuelve a ser una gran compañera, porque con una práctica regular, no solo cuestionamos los pensamientos intrusivos, sino que también practicamos y comprendemos nuestras emociones desde un punto de vista mucho más práctico.
El mindfulness te ayuda a ver los pensamientos como lo que son: pensamientos, procesos mentales. Aprendemos a cambiar la perspectiva de mirar a los pensamientos por la de mirar desde tus pensamientos.
La ansiedad es una emoción, y como todas las emociones, tiene su «para qué». Si aprendes a reconocer su función ya reconocer las situaciones y pensamientos que la provocan, podrás convivir con ella sin aversión, y con el tiempo, dejará de ser un problema.
Espero que todo lo que te cuento este artículo pueda resultarte interesante y si te surgen dudas o quieres preguntarme algo personal, siempre estoy a tu disposición en whatsapp, formulario de contacto etc.