Todas las empresas ya sean grandes o pequeñas,
están en constante evolución y crecimiento.
Y el cuidado emocional es fundamental
para que esto pueda suceder
Los cursos de mindfulness orientados a la empresa están pensados para que los equipos de trabajo mejoren principalmente su atención y su concentración, a la vez que promueven su bienestar emocional.
Además, una buena gestión emocional afecta directamente a cómo se gestionan los conflictos en los entornos de trabajo, ya que todos vivimos malentendidos y desacuerdos a diario.
Siempre que surjan enfrentamientos y discrepancias, tendemos a poner toda nuestra atención afuera. En el trabajo, esto es quizás donde más lo vemos, ya que nos centramos siempre en lo mal que lo hacen los demás. Con mindfulness, aprendemos a poner el foco donde realmente importa y a cuestionar nuestros pensamientos y entender nuestro mundo interior y nuestra realidad. Porque al final, si nos hacemos responsables, tenemos mucho más que ganar que si nos empeñamos en que los demás cambien.
El trabajo con la empresa no es tan distinto del trabajo que todos tenemos que hacer para sentirnos mejor en general. La asertividad, la empatía, el trabajo en equipo, etc., son valores que enriquecen las relaciones y la comunicación. Si, además, con la práctica de mindfulness mejoramos la atención y la comunicación, nos volvemos más eficaces y resolutivos. ¿Y a quién no le gusta hacer las cosas bien?
Bueno, ¿qué hacemos con el estrés? Este componente del que no siempre podemos escaparnos.
Las empresas en muchas ocasiones, se ven envueltas en picos de trabajo muy altos en los que es muy difícil escaparse de esta emoción que puede ocasionarnos tanto malestar.
Hay trabajos que, de por sí, son muy estresantes por su volumen, peligrosidad, responsabilidad, etc. Y a veces, hay personas que se estresan enseguida porque no saben gestionar bien las tareas que tienen que hacer, no controlan sus pensamientos, se adelantan a los problemas en su mente y no son capaces de ponerles solución porque son cosas que no están ocurriendo y tampoco es probable que ocurran.
Por suerte, el mindfulness es una herramienta adecuada para conocer, gestionar y mejorar la sintomatología de esta emoción que puede ocasionarnos tanto problemas de salud si no sabemos gestionarla.
Además ¿te gustaría que tu equipo esté más concentrado y atento?
Con los talleres de Mindfulness,
practicamos y mejoramos la concentración
y la atención de forma significativa.
La meditación nos ayuda porque, cuando meditamos, indagamos en nuestros pensamientos y nuestros sentimientos. Aprendemos a identificar nuestras emociones y a entender, entre otras cosas, la relación que tienen con lo que pensamos. Ponemos nombre a las emociones y aprendemos a distanciarnos de nuestros pensamientos, siendo conscientes de que nosotros no somos lo que pensamos y que no todo lo que pensamos es verdad. Con la práctica de la meditación, nuestra mente se calma y nuestros pensamientos se vuelven menos intrusivos.
La respiración también es una gran aliada en aquellos momentos en los que sentimos presión por el estrés, la ansiedad o los problemas que se ocasionan en el trabajo. Saber cómo parar, respirar y cuestionar aquello que ocurre en el momento presente puede ayudarnos no solo a sentirnos mejor, sino a resolver conflictos y hacer el trabajo de la forma más adecuada.
Además, aprender a meditar de forma informal en el trabajo mejora la atención y la concentración de forma consciente.
¿Sabes en qué consiste?
Consiste en hacer las tareas cotidianas del día a día con atención, percibiendo las sensaciones de cada acción.
Por ejemplo: Me levanto de la cama de forma consciente sintiendo el suelo fresco al levantarme, soy consciente de los pasos que doy hasta el baño, siento el agua fresca en la cara, cuándo me la lavo, saboreo cada alimento del desayuno como si fuese la primera vez, llego a la oficina y soy consciente de cada movimiento antes de sentarme en la silla, enciendo el ordenador y escucho la señal que indica el encendido… y así sucesivamente con cada cosa. Eso también es meditar, le llamamos meditación informal y mejora nuestras cualidades sensoriales y de atención de forma significativa.
Y si lo que realmente te interesa son herramientas útiles para la resolución de conflictos y que tu equipo haga un trabajo consciente y dinámico…
Podemos ofrecerte un trabajo exhaustivo, haciendo hincapié en la inteligencia emocional, con el que se pueden conseguir muy buenos resultados.
En mindfulness siempre decimos que las emociones no son ni buenas ni malas, que las emociones «son». Nuestra reacción natural es rechazarlas en cuanto aparecen y actuar con aversión ante las situaciones o emociones que no nos gustan. Las emociones negativas tienen una motivación positiva y su «para qué»; Conocerla y entenderla nos ayuda a enfrentar las situaciones de una forma más inteligente y positiva para nosotros. Enfrentarnos a las emociones negativas solo nos trae malestar y dolor emocional.
Las emociones negativas conllevan un gran valor en nuestro desarrollo, tanto a nivel personal como a la hora de relacionarnos con los demás.
Las personas con mayor “Inteligencia Emocional” son propensas a experimentar más experiencias afectivas positivas y menos negativas.