¿Qué es?
La inteligencia emocional según Daniel Goleman,
es la capacidad para entender, identificar
y gestionar nuestras propias emociones
y las de los demás.
¿Y Qué opino yo de todo esto?
Que llevo mucho tiempo trabajando con
las emociones, no sólo con las de mis clientes
sino también con las mías propias.
Pues yo estoy de acuerdo con Daniel Goleman, por supuesto, y también opino que la gestión emocional es sumamente complicada, ya que nos encontramos una definición clara de lo que es. Sin embargo, no todos los profesionales trabajamos la inteligencia emocional de la misma forma ni entendemos su importancia de la misma manera.
Generalmente, las emociones negativas son incómodas y no queremos sentirlas. Cada persona, de forma individual, busca sus estrategias para escaparse del dolor que nos producen.
Las estrategias de evitación del dolor emocional siempre se convierten en algo peor: adicciones, síndromes de ansiedad, depresión, somatización, descontrol emocional, explosiones de ira, somnolencia emocional, irritabilidad, tensión corporal etc.
Cuando eres capaz de afrontar tus emociones negativas, adquieres habilidades adaptativas que te permiten aumentar tu bienestar emocional.
Detrás de la falta de conocimiento emocional está en gran medida la educación y la idea generalizada de que las emociones negativas son malas.
Gestionar las emociones no significa no sentirlas, reprimirlas o controlarlas para que no se manifiesten. Así que cuando hablamos de inteligencia emocional, no estamos hablando de aprender a no enfadarnos, a no sentirnos tristes, ansiosos, ni nada por el estilo. Estamos hablando de empezar a aceptar que me enfado, que me pongo triste y que a veces siento ansiedad. Que estar bien todo el tiempo no es natural, y que lo natural es sentir una mezcla de emociones negativas y positivas constantemente durante nuestro día a día. Las emociones cambian porque las situaciones cambian.
Tengo una conversación agradable, estoy tranquilo, un vecino me mira mal, me puedo sentir incómodo… y así constantemente. Las emociones tienen una función, un «para qué» las emociones negativas me ayudan a entender el mundo que me rodea y cómo tengo que relacionarme con él.
Mindfulness nos enseña a localizar las emociones en el cuerpo, a conectar con lo que sentimos.
Para poder poner nombre a nuestras emociones, necesitamos saber cómo nos hacen sentir. Para poder gestionarlas, entenderlas y reconocer su función, su «para qué» y su motivación positiva es importante entender desde qué parte del cuerpo nos hacen reaccionar. Por qué nos paralizan o nos hacen tomar acción, a qué se deben algunas tensiones que no siempre son a causa de un tirón y para aprender todo esto hay que salir de la mente y conectarse con el cuerpo. Porque en la mente también están las emociones, pero desde ahí no las podemos gestionar, solo las podemos pensar.
La mente nos confunde y nos engaña. Si no nos cuestionamos aquello que pensamos, estamos destinados a sufrir demasiado sin necesidad.
Con la meditación indagamos en las emociones y nos cuestionamos nuestros pensamientos. Nos hacemos conscientes, a base de práctica de dos cosas muy importantes: no somos lo que pensamos y nuestros pensamientos influyen de forma significativa en nuestro estado emocional.
Las emociones no son ni buenas ni malas, son. Aprender un poquito más sobre ellas va a ayudarte a saber más de ti. Porque conocer bien tus reacciones habla de las cosas que necesitas, de lo que te molesta, de lo que te gusta, incluso de los que te rodean y te aporta herramientas valiosísimas para desenvolverte mejor en la vida.
¿Te atreves a conectar con tus emociones?
Aprende:
- A sentirlas en tu cuerpo
- Ponles nombre
- Descubre su motivación positiva y su «para que»
- Que es la aversión y cómo te afecta negativamente en la gestión emocional
- Acéptate tal y como eres
- A desenmarañar tu confusión emocional