Hoy me gustaría hablarte sobre el miedo, el miedo es una emoción muy normal y que por suerte o por desgracia, está muy presente en nuestras vidas. El miedo es una emoción muy contagiosa. Solemos advertirnos unos a otros sobre los peligros que nos acechan o que nos pueden acechar. Esto nos mantiene en alerta y no siempre para bien.
Mi pregunta es ¿Realmente podemos afrontar los retos de la vida sin este sentimiento? ¿O tenemos que intentar trascender los pensamientos que nos mantienen asustados?
Estar en alerta ante ciertas situaciones no es malo ya que nos puede salvar la vida o incluso estar preparados para una situación complicada y poder actuar en consecuencia con antelación.
¿Pero qué ocurre cuando el miedo forma parte de mi día a día incluso cuando no sucede nada?
Quizás si eres una persona miedosa, ya tienes respuesta para esto y si no es así te lo cuento: pues que estás siempre en un nivel de alerta que te provoca un estrés que a la larga te pasará factura. Además de no tomar decisiones por miedo a que salga mal, rechazar la emoción con la consecuencia de sentirla con más intensidad y agravar sus efectos negativos, etc.
Es increíble ver cómo el miedo nos paraliza y nos impide tomar ciertas decisiones o incluso a veces nos incita a tomar decisiones precipitadas equivocadas.
Seguro que has escuchado muchas veces eso de “aunque tengas miedo ¡hazlo!” Y yo te pregunto ¿cuál es el nivel de miedo que tengo que tener para hacer algo que me asusta y además estar preparado para que las cosas no me salgan bien? Porque hacer las cosas con miedo está muy bien, ¿pero qué pasa si no estoy preparado para el fracaso?
Aquí es donde entra la inteligencia emocional y el conocimiento que yo tengo sobre mis emociones. El miedo es esa lucecita de alarma que me advierte de que puedo fracasar o de qué puede ocurrirme algo malo, no me da una certeza, solo es un aviso, una advertencia, una posibilidad.
Me da la oportunidad de que me prepare para el fracaso porque si no lo hago las consecuencias emocionales y materiales pueden ser demasiado abrumadoras. Así que si tienes un proyecto, un sueño o algo que realmente te apasiona y aparece esta emoción, evalúa los riesgos, sé consciente de lo que puede ocurrir, ten consciencia de las consecuencias, prepara un plan B y ¡adelante!
El miedo es una emoción por la que no puedes dejarte intimidar y que tampoco tienes que tomarte a la ligera. Si la conoces bien y te reconcilias con ella puede convertirse en un recurso realmente útil, para todos los retos que se te presentan.
¿Estás listo para enfrentar tus miedos? Sólo tienes que entender que tus emociones son un gran recurso para ti y la meditación es la mejor forma de aprenderlo. ¡Descubre un nuevo nivel de confianza en ti mismo!.
¡Hasta pronto!